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Dance UNCOLI – Bailando en Espiral


Não foi há muito tempo que juntos demos os nossos primeiros passos nos palcos do Festival de Dança Uncoli Bachillerato, que sem dúvida ocupa um lugar especial no nosso coração, pois este festival é o símbolo do nosso percurso como intérpretes e da nossa experiência como bailarinos. Tivemos o privilégio de desfrutar da dança que existe a nível escolar em Bogotá, e assim, ao longo dos anos, vimos o progresso e a evolução de todas as escolas que, sem falta, deixam o melhor de si em palco. Ficamos comovidos por saber que a dança continua mais viva do que nunca. Mas também, é uma oportunidade com que sempre pudemos contar para criar arte e superarmo-nos todos os anos. Com a tradição de construir em equipa a linha narrativa e a inspiração de cada peça, Uncoli foi sempre um projeto desafiante e motivador. Tornou-se o espaço para aprender a ligar os passos ao coração. São inúmeras as vezes que nos vulnerabilizamos perante os nossos pares; escrevendo, lendo e improvisando; sentimentos, emoções, memórias, medos, sonhos; o mais precioso do nosso subconsciente que partilhamos uns com os outros e depois com o público. Deixamos a nossa alma a descoberto ano após ano. No entanto, este maravilhoso evento não nos deixou apenas a experiência de criar e atuar, mas também amizades e memórias eternas. É por isso que hoje, quase licenciados, nos perguntamos em retrospetiva: o que foi para mim a dança no liceu?

Ana Sofía Sanchez: Dancing at Rochester transcends all scenographic limits; for me it has meant the soul of a body in movement, the voice of a character and the intention of a planimetry. And of course, Iliana has touched my heart in many ways and has definitely illuminated the school with that particular light.

Mariana Fernández: It is difficult to summarize something of such complexity in just one sentence. However, I can say that it has been the best opportunity I have been given. When I discovered my passion and what dance generates in me, I found what makes me feel alive, what makes me want more. I can say that these years of dance at school, along with every dawn and hour of sweat, have been without a doubt an honor and a light for the soul.

Sofia Granados: I would not be who I am today without dance. Dance would not mean the same without my school. I can say that I have the greatest privilege of all, and that is to have grown up in a place full of art, magic, and love for dance. In the last 14 years I have lived the most enriching experience of my life, learning to dance. From one step after another, to a turn on the diagonal, to improvising in public, to flowing and feeling like I am flying with my feet on the floor. Dance and the stage taught me without words what a passion is.

Mas, infelizmente, tanto a nossa dança como o Festival foram interrompidos durante dois anos devido à pandemia. Não vamos mentir, levámos o nosso empenho e paixão ao limite. Mas confiando cegamente que o mundo iria precisar da dança mais cedo ou mais tarde, esperámos, trabalhámos e conseguimos. Chegámos ao Uncoli Dance Festival Bachillerato 2022, Dancing in Spiral. O que é que significou estar no nosso último Uncoli?

Mariapaz Castillo: Standing on stage again after such a long time was a very nostalgic experience that brought me a lot of happiness. To realize that no matter the time and circumstances that pass I can still have the opportunity to be indispensable and do what I like to do. Representing the school in the review, generated everything in me, since I knew that Iliana was counting on me and my other two classmates to participate in this event so significant for the school, El Uncoli.

Ana María Machuca: Being in this last Uncoli excites and saddens me, it is something I must say goodbye to but I will never forget. It moves me because I see the same love I feel for dance in the eyes of all the participants, especially this new generation of Dance Team. Dance at school means home. For years, dancing at Rochester has felt like a safe place where I can express myself and feel without fear, I can also push myself and know my limits and capabilities.

Sara Maria Soto: For me, being at Uncoli meant being able to dance with my team for the last time. It meant representing my school through art. It is hard to say goodbye to those who have been your family, those you have held hands with, those you have competed with, won with, and lost with. Saying goodbye to the team that formed me, not only as a dancer, but as a person, is very hard. Being in Uncoli for the last time meant gratitude for all these years of effort and love.

And even though we did not end this tradition as we started it, all together to the sound of the same song, we had an immaculate moment forever in our memory and the energy with which we danced that day. A moment in which the six of us, with our hearts in our hands, stepped on the same stage carrying the same beautiful and stormy melancholy. We can only thank those to whom we owe each and every one of our treasured memories, our teachers. Maria Paula, Luisa, Lina, and Morella. Thank you for teaching us from how to spin, to how movement can move. Thank you for the patience, dedication, love, and devotion with which you exercise your vocation. I believe you will never know the impact you have on who we are today, and how different we would be if we had not found each other in our love of art. Finally, Iliana Aljure, our fairy godmother, our engine and example to follow. Ili has been the benchmark of dance in our beloved Rochester since long before our generation, she has been the greatest precursor of art and dreaming big. She taught us that the inevitable effort of passion makes everything possible, and that art moves not only masses, but hearts. We are proud to say that we were part of the school’s artistic history and that we left a piece of ourselves on April 30th on stage.


Resumen: No fue hace tanto cuando juntas dimos nuestros primeros pasos hacia los escenarios del Festival Uncoli de Danza Bachillerato, el cual sin duda, guarda un lugar especial en nuestros corazones. Este festival es el símbolo de nuestro camino como intérpretes y experiencia como bailarinas. Tuvimos el privilegio de disfrutar de la danza que hay a nivel escolar en Bogotá, y así a través de los años vimos el progreso y evolución de todos los colegios que sin falta dejan lo mejor de sí en escena. Nos conmueve saber que la danza sigue más viva que nunca. Pero además, es una oportunidad con la que siempre pudimos contar para crear arte y cada año superarnos a nosotros mismos. Con la tradición de construir como equipo la pauta narrativa e inspiración de cada pieza, Uncoli siempre fue un proyecto retador y motivante. Se convirtió en el espacio para aprender a conectar los pasos con el corazón. Son incontables las veces que nos vulneramos frente a nuestros compañeros; escribiendo, leyendo, e improvisando; sentimientos, emociones, recuerdos, miedos, sueños; lo más preciado de nuestros subconscientes lo compartimos entre nosotros para luego hacerlo con el público. Dejamos descubierta el alma año tras año. Sin embargo, este maravilloso evento no solo nos dejó la experiencia de crear y ejecutar, también nos dejó amistades y recuerdos eternos. Es por esto que hoy como casi graduandas nos preguntamos en retrospectiva ¿Qué fue bailar en el colegio para mí?

Ana Sofía Sanchez: Danzar en el Rochester trasciende todos los límites escenográficos; para mi ha significado el alma de un cuerpo en movimiento, la voz de un personaje y la intención de una planimetría. Y por supuesto, Iliana me ha conmovido el corazón de muchas maneras y definitivamente ha iluminado el colegio con esa luz tan particular.

Mariana Fernández: Es difícil resumir algo de suma complejidad en tan solo una frase. Sin embargo, puedo decir que ha sido la mejor oportunidad que se me ha dado. Al descubrir mi pasión y lo que genera la danza en mí, encontré lo que me hace sentir viva, lo que me hace querer más. Puedo decir que estos años de danza en el colegio, junto con cada madrugada y hora de sudor, han sido sin duda un honor y una luz para el alma.

Sofía Granados: No sería quien soy hoy en día sin la danza. La danza no significaría lo mismo sin mi colegio. Puedo decir que cuento con el mayor privilegio de todos, y es haber crecido en un lugar lleno de arte, magia, y amor por la danza. En los últimos 14 años he vivido la experiencia más enriquecedora de mi vida, aprender a bailar. Desde un paso detrás del otro, a un giro en la diagonal, a improvisar en público, hasta fluir y sentir que estoy volando con los pies en el piso. La danza y el escenario me enseñaron sin palabras lo que es una pasión.

Pero lastimosamente, tanto nuestra danza, como el Festival, se vieron frenados por dos años debido a la pandemia. No vamos a mentir, llevamos nuestra entrega y pasión al límite. Pero confiando ciegamente en que el mundo iba a necesitar de la danza tarde o temprano, esperamos, trabajamos, y lo logramos. Llegamos al Festival Uncoli de Danza Bachillerato 2022, Bailando en Espiral. ¿Qué significó estar en nuestro último Uncoli?

Mariapaz Castillo: El pararme otra vez en un escenario después de tanto tiempo fue una experiencia muy nostálgica que me brindó muchas felicidades. Darme cuenta que sin importar el tiempo y las circunstancias que pasen aún puedo tener la oportunidad de ser imprescindible y hacer lo que me gusta hacer. Representar al colegio en la reseña, generó de todo en mi, ya que sabía que Iliana contaba conmigo y con mis otras dos compañeras para participar en este evento tan significativo para el colegio, El Uncoli.

Ana María Machuca: Estar en este último Uncoli me emociona y entristece, es algo de lo que debo despedirme pero jamás olvidaré. Me emociona porque veo el mismo amor que siento por la danza en los ojos de todos los participantes, especialmente de esta nueva generación de Dance Team. La danza en el colegio significa hogar. Por años, bailar en el Rochester se ha sentido como un lugar seguro en el cual puedo expresarme y sentir sin miedo, también puedo exigirme y conocer mis límites y capacidades.

Sara Maria Soto: Para mí, estar en Uncoli, significó poder bailar con mi equipo por última vez. Significó representar a mi colegio a través del arte. Es difícil decir adiós a quienes han sido tu familia, a las que les has dado la mano, con las que has competido, ganado, y perdido. Decir adiós al equipo que me formó, no solo como bailarina, sino como persona, es muy duro. Estar por última vez en Uncoli significó agradecimiento por todos estos años de esfuerzo y amor.

Y a pesar de que no terminamos esta tradición como la empezamos, todas juntas al son de la misma canción, tuvimos un momento inmaculado por siempre en nuestra memoria y la energía con la que bailamos ese día. Un momento en el que las seis, con el corazón en la mano, pisamos el mismo escenario cargando la misma hermosa y tormentosa melancolía. Solo nos queda agradecer a quienes le debemos todos y cada uno de los atesorados recuerdos, a nuestras maestras. Maria Paula, Luisa, Lina, y Morella. Gracias por enseñarnos desde cómo girar, hasta cómo puede conmover el movimiento. Gracias por la paciencia, dedicación, amor, y entrega con la que ejercen su vocación. Creo que nunca sabrán el impacto que tienen en quienes somos hoy en día, y lo distintas que seríamos si no nos hubiéramos encontrado en nuestro amor por el arte. Por último, Iliana Aljure, nuestra hada madrina, nuestro motor y ejemplo a seguir. Ili ha sido el referente de danza en nuestro adorado Rochester desde mucho antes de nuestra generación, ella ha sido la mayor precursora del arte y de soñar en grande. Ella nos enseñó que el inevitable esfuerzo de la pasión hace todo posible, y que el arte mueve no solo masas, sino corazones. Estamos orgullosas de decir que fuimos parte de la historia artística del colegio y que dejamos un pedazo de nosotras el pasado 30 de Abril en el escenario.

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