Hace poco más de un mes presencié una situación de la que quería escribir pero no había contado con el tiempo para sentarme a ello. Siendo noviembre 26 el Día de Acción de Gracias me pareció pertinente no darle más largas…
Estaba una mañana tomando mi desayuno en las mesas del parque biosaludable cuando vi llegar a una profesora con cara de indignación… ¡Una de sus estudiantes no había desayunado!… Mientras saludaba a Liliana y a Dayana del Snack Bar, llamaba por teléfono a uno de sus compañeros para pedirle que le trajeran a la niña en cuestión, sacaba de sus bolsillos unos cuantos billetes y pedía un palito de queso y una bebida caliente.
Una vez llegó la niña, le entregó el desayuno y dialogó con ella sobre la importancia de la primera comida del día. Mientras lo hacía, recordé con inmensa nostalgia las muchas veces en donde yo era su alumno y ella mi profesora. Vi en su rostro los mismos gestos de profundo cariño que alguna vez me dedicó. Recordé en sus expresiones las muchas veces que la tuve frente a mí enseñándome y guiándome con un amor profundo que solo una verdadera maestra guarda en su corazón.
Por eso quise escribir estas cortas palabras, porque el propósito de este semanario es resaltar las cualidades de los miembros de nuestra comunidad, sentirse orgulloso de lo que hacen todos los días dentro y fuera del aula, y seguir el camino de esas personas que inspiran. Me siento orgulloso de haber estudiado en un colegio que le da prioridad a las relaciones y al bienestar de los estudiantes, y de saber que puedo trabajar en este mismo lugar que llamo casa. A ti, Miss Biaggi: mi más profundo agradecimiento por todas tus enseñanzas. Para mi es un honor haber sido tu alumno y hoy poder compartir contigo como compañero de trabajo. Gracias por seguir inspirando y educando a cuantos te rodeamos.
¡Un fuerte abrazo!
Ricardo Baquero Profesor de Ciencia Sociales en Escuela Media y Bachillerato
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